Esto es parte de la obra de Nitzschen, y nos habla maso menos de que el superhombre sobre quien cultiva tanto los valores apolíneos como los dionisíacos quien se percata de la nada y la muerte de Dios con voluntad de poder, quien se rige por una moral de señores y no de esclavos, quien asume sin resentimiento y con alegría el sentido de la tierra, el eterno retorno de la vida. No debe entenderse como el reconocimiento de que algún individuo o alguna raza poseen superioridad congénita sobre los demás, sino como una aspiración moral que es necesario sostener para afirmar la vida.
Y la parte del eterno retorno nos dice que es necesaria tanto la generación de algo como su destrucción, la vida y la muerte de los seres vivos, la elevación y la derogación de regímenes políticos, la proposición y la crítica de teorías filosóficas, etc.
Con frecuencia cuesta aceptarlo y sin duda los modos con los que se produce son siempre muy importantes, pero reprochárselo sin más a la vida, atribuyendo superioridad moral a cualquiera de sus necesidades es, para Nietzsche, algo impropio de espíritus elevados.
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